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Cultura visual y creación artística contemporánea [CVyCAC] es un curso de introducción al arte contemporáneo en el contexto de la cultura visual (entendiendo esta como un conjunto de prácticas características de la visualidad contemporánea y también como una disciplina académica surgida de la crisis de la Historia del arte). Esta introducción se plantea en un formato «inmersivo», es decir, a través, del análisis de las tendencias artísticas más recientes y, sobre todo y simultáneamente, mediante la producción de imágenes en este contexto.
En consecuencia, el curso bien se podría subtitular «cómo hacer arte sin tener ni idea» pues lo que propone es exactamente eso: (no adquirir destrezas para hacer arte sino) hacer arte, desde la primera semana del grado, desde la más absoluta incertidumbre y con el firme y más que discutible convencimiento de que solo se puede hacer arte (contemporáneo, en el contexto de la cultura visual) desde esa incertidumbre y sin el concurso de destrezas específicas, es decir, sin tener ni idea.
Nuestro objetivo fundamental es hablar de arte para (desarrollar herramientas para) conocer el mundo. Pero como prefiero hablar de arte a partir del arte propio y no del ajeno (entre otras cosas porque estoy convencido de que la única forma -o al menos la más rápida- de entender el arte es practicarlo) y solo contamos con cuatro cortos meses, tenemos que darnos mucha prisa en generar bastantes imágenes suficientemente buenas como para poder pasar al objetivo principal: pensar esas imágenes (en nuestro contexto histórico), pensar qué hacer con ellas, y hacerlo.
El problema es que no es fácil hacer imágenes interesantes sin ver (muchas) imágenes interesantes. Por eso dedicaremos la parte teórica del curso a introducirnos en el arte contemporáneo. No solo para conocerlo intelectualmente (que también) sino para conocerlo íntimamente, incluso carnalmente. Vaya, para usarlo (que creo que es la única manera de conocer el arte contemporáneo) e incluso abusarlo. Usaremos sus recursos, sus problemas y enfoques, los argumentos culturales que le han otorgado esa situación de privilegio y, sobre todo, usaremos sus contradicciones para generar las nuestras propias.

¿Cómo empezar?

¿Qué necesitamos?
Buena parte de la filosofía de este curso se basa en la idea de que para hacer arte no se necesita nada (específico). En coherencia, para seguir el curso solo resultará imprescindible un cartapacio (o, si lo prefieren, un cuaderno de dibujo) tamaño din A4 o A3. En ese cartapacio se llevará registro de todas las actividades del curso (desde la toma de apuntes hasta la realización de los ejercicios), y se presentará todas las semanas para su corrección y comentario. Lo llevarán durante 4 meses con ustedes y al final deberán presentarlo al examen, en consecuencia, elijan un formato que les resulte cómodo, versátil y funcional (pero tampoco se preocupen demasiado, podrán cambiarlo cuando lo estimen oportuno).
Necesitarán, además, algún medio para conectarse a Internet (si están leyendo esto es que lo tienen).
Puesto que creemos que se puede hacer arte con cualquier cosa, ningún otro material es obligatorio. En esta asignatura se podrá utilizar cualquier herramienta, procedimiento o soporte que se tenga a mano para crear o recrear una imagen: desde la cámara del móvil al ready-made pasando por el propio cuerpo.
Ahora bien, no nos engañemos, es evidente que los materiales proporcionan recursos adicionales que facilitan el trabajo. Como, a corto plazo, los estudiantes de Bellas Artes deberán adquirir esos materiales, que sí serán obligatorios para otras asignaturas, si quieren y pueden quizá les venga bien ir adquiriendo alguno. Los más útiles serán:
Lápices de grafito blandos (2, 4 y 6B) y barras de grafito. Tinta china, acrílico o, preferentemente, óleo (negro y de algún otro color más). Rotuladores.
Trementina (vegetal) y White Spirit. Aceite de linaza refinado (un bote pequeño). Algún barniz (valen los industriales convencionales).
Algún pincel. Tijeras, pegamento.
Obviamente, el ordenador será también una herramienta de gran utilidad que nos facilitará cualquier tarea y aumentará nuestras posibilidades (a lo largo del curso aprenderemos a manejar de manera básica programas de tratamiento de imágenes; estas clases se impartirán en los equipos de la facultad pero, para poder aprovecharlas al máximo, sería estupendo disponer de un ordenador). Lo mismo ocurre con la cámara de fotos, a la que no hago alusión pues CVyCAC se cursa en paralelo a la asignatura de fotografía, donde les harán las pertinentes recomendaciones al respecto. También resultará útil una impresora.
No es necesario que dispongan de estos materiales en propiedad. Con una sola cámara se pueden fotografiar los trabajos de toda la clase, con un solo ordenador se pueden maquetar varios porfolios, con un solo bote de aceite se pueden manchar varios papeles, un solo marco sirve para exponer varios dibujos… compartir hace el trabajo más fácil, rápido, divertido y productivo.
CVyCAC como Banco de tiempo
La colaboración es un elemento crucial en esta asignatura. Los trabajos realizados en equipo no dividen su valor entre los participantes, sino que lo multiplican. Pedir ayuda a los demás no está penalizado sino primado. Proporcionar esa ayuda, mucho más. Si alguien puede resolver los problemas que se le plantean por sí mismo, estupendo; si tiene que recurrir a otras para que le ayuden a realizar parte de su trabajo, mejor: de ese modo, no solo realizarán su proyecto, sino que aprenderán de paso a trabajar en equipo, a comunicar lo que necesitan, a distribuir el trabajo, a pedir colaboración y prestar servicio, a exponer sus carencias y atender a las de las demás… Si alguien tiene un buen guión y es capaz de encontrar una buena operadora de cámara, alguien que sepa editar, otro con dotes dramáticas y otra más que tenga un coche para localizar exteriores, mejor para todas. Por nuestra parte, esto es válido dentro y fuera del curso.
Las alumnas de cursos superiores han superado la asignatura, de manera que saben cómo hacerlo: no duden en pedirles ayuda y consejo, están en el aula de al lado. Crear amistades es otro de los objetivos esenciales del curso: en una isla periférica y en una situación de crisis, cualquier proyecto, tanto artístico como profesional, que merezca la pena, necesitará contar con los recursos humanos del entorno y movilizar sus voluntades. Los compañeros no son competidores sino futuros colaboradores, de su preparación dependerá no solo la viabilidad de nuestros proyectos presentes y futuros sino la riqueza de nuestro entorno, de la que nosotras mismas nos alimentaremos. Un buen curso es mejor para todas, y es tarea de todas. No sean mezquinos, dejen eso del «no te copies» en secundaria. Por otra parte, las calificaciones del curso no siguen una lógica piramidal: no ha de haber un número limitado de sobresalientes. Las notas más altas deberán destacar sobre la media. Si esta media es de cinco, un seis será una nota sobresaliente; pero si la media es de ocho, tendremos que poner muchos nueves. El curso debería funcionar como un Banco de tiempo: si alguna maneja un programa de tratamiento de imágenes, que retoque las de otro que pueda escribirle los textos a una tercera que destaque por su buen gusto para encontrar referentes. Si alguien tiene una buena idea, se la dibuja otro y se la comenta una tercera, mejor para todas.
La imagen de la imagen.
En nuestro mundo, todo es imagen, no digamos entonces la imagen misma. Lo que hacemos solo es lo que parece y lo que aparece (hoy, especialmente, en la red). La puesta en escena es hoy un componente esencial e integral del trabajo de creación. En consecuencia, expongan y documenten bien su obra, lo que dejen ver de ella será seguramente más determinante que su «realidad original» (si es que cupiera hacer esta distinción).
Cuanto antes nos acostumbremos a llevar el registro gráfico puntual de nuestro trabajo, mejor. Por otra parte, piensen que, al final, los trabajos deberán recogerse en el porfolio, por lo que, en todo caso, tendrán que fotografiarlos convenientemente. Además, una buena fotografía de un trabajo les permitirá alterarlo -algo que haremos muy a menudo- con la tranquilidad de que siempre tendrán «salvado» su estado previo.
Un artista debe utilizar todos los medios a su disposición para difundir y/o realizar sus proyectos. Hoy en día disponen de infinidad de recursos para mostrarlos en la red. En este curso no vamos a aprender a diseñar un sitio web, aunque sin duda ustedes conocen muchos medios de difusión que no requieren conocimientos especiales (desde los más simples, como Instagram, Flickr, Vimeo o Tumblr, a algunos un poco más complejos, como Indexhibit o WordPress). Aunque quizá resulte un poco pronto para crear un sitio propio o para desarrollar proyectos específicos para la red, no podemos plantear un curso de cultura visual sin adentrarnos mínimamente en ese territorio.
Que tengan que digitalizar sus trabajos no implica que todos sus trabajos deban ser digitales. Podrán ser dibujos, objetos, documentos, performances o instalaciones (verán muchos ejemplos en las imágenes adjuntas a los ejercicios), que tendrán que mostrar convenientemente, si es posible tal y como deberían aparecer en un espacio expositivo.

Gorgona

View of the exhibition Gorgona (…Knifer, Mangelos, Vanista…). Galerie Frank Elbaz, Paris, 2011

El proceso de trabajo no acaba con la «producción». En este curso aprenderemos que una de las principales características del arte en la época de la cultura visual es la importancia que en él adquieren las más variadas tareas de posproducción.

atlas

Atlas Group

Hasta que conozcamos bien todas las implicaciones de este concepto, quedémonos con la necesidad de exhibir convenientemente nuestros proyectos.

ondak

Roman Ondak. New Territories.

Además, las artistas deben llevar un registro puntual de toda su obra (ya iremos viendo que la obra incluye, además, los bocetos, los referentes, la documentación generada en su factura o en su exposición y otros elementos que ahora no pueden ni sospechar: en modo alguno «la obra» se limita al producto final acabado que enmarcamos; casi podríamos anticipar que ese producto es lo menos interesante de todo).

¿Cómo se fotografía una obra?
Eso es algo que les enseñarán a hacer en fotografía. No obstante, durante el curso impartiremos un pequeño taller sobre cómo fotografiar la obra en sala. Yo les recomiendo que monten y fotografíen la obra en clase. No obstante, por si no fuera posible, de momento, sigan estos pequeños consejos (y que los profesores de fotografía me perdonen).
Si la obra es sobre papel (que será lo que ocurra en la mayoría de los casos) y pueden utilizar el trípode de clase, que les permitirá poner la cámara en horizontal, mejor. Si no, también puede colgar el papel con un par de alfileres sobre la pared y utilizar un trípode convencional. Si no tienen trípode, apoyen la cámara. Cámara en mano es difícil iluminar convenientemente y disparar exactamente desde el centro y en perpendicular a la obra, por lo que los rectángulos se convertirán en trapecios (y habrá que corregir la foto posteriormente).
Si disponen de uno, también pueden usar el escáner (aunque, salvo que sea muy bueno, no lo recomiendo, es mejor fotografiar).
Fotografíen la obra, por supuesto, sin cristal, en un lugar con buena luz natural (cuanta más mejor), pero no directamente al sol (en Canarias, en condiciones normales, con que coloquen la obra cerca de una ventana, salvo a primera o última hora, que la luz tiene fuertes dominantes, tendrán asegurada una buena iluminación). Si pueden colocar una cartulina blanca al lado contrario de la fuente de luz, de manera que la rebote sobre la obra y minimice las sombras o las diferencias de iluminación, mejor. Una esquina produce el mismo efecto. Salvo que tengan experiencia y equipo, no utilicen flash, menos aún si no es direccional. Apaguen la luz artificial (no mezclen fuentes de luz).
Realicen un correcto balance de blancos (salvo que, obviamente, disparen en raw). El balance automático suele servir, pero, si no tienen una carta con un gris neutro, y la obra tiene una dominante muy marcada (que es lo normal), hagan el balance sobre el paspartú o la pared. Si no tienen experiencia, tiren la foto en automático (reitero mis disculpas a los profesores de fotografía).
Enfoquen correctamente y tiren la foto con un par de aberturas del obturador diferentes (desde una abertura media, F8, por ejemplo). Si pueden elegir, utilicen una focal también media (50 mm, por ejemplo) y pongan el zoom también a la mitad de su recorrido (el zoom óptico, el digital descártenlo).
Revisen la foto una vez realizada. Si no ha salido bien, repítanla mejorando las condiciones. Recuerda que la foto no es un trámite engorroso, sino la imagen que le da visibilidad a tu trabajo.
Y editen siempre las fotografías (a lo largo del curso enseñaremos cómo), muy especialmente las que vayan a incluir en el porfolio.
Los ejercicios.
Y, ahora, ¡a trabajar!

Vayan a la página de los ejercicios, lean las propuestas y los ejemplos y, sobre todo, vean las imágenes de referencia.
De momento, piensen lo justo y, sobre todo, no pierdan demasiado tiempo con perretas improductivas (del tipo «pero ¡¿qué mierda es esto?!, ¡a mí esto no me gusta!, ¡esto no es arte…!» y cosas así). Que quede claro de entrada: aquí no han venido a hacer lo que les gusta sino a hacer arte contemporáneo, les guste o no; y al arte contemporáneo le traen absolutamente sin cuidado sus gustos y no suele ser muy condescendiente con la belleza. Por otra parte, sus gustos, con casi absoluta seguridad, todavía no son buenos (el gusto se educa y, si es necesario, se doblega). Y lo más normal es que no tengan ni idea de lo que es el arte contemporáneo (ni el arte en general). Sí, lo lamento, eso que creen que es el arte no tiene nada que ver con el arte. Pero no se preocupen, en diciembre ya sabrán lo que es el arte y, además, les encantará (de eso nos encargamos nosotros). Aunque no se lo crean, van a disfrutar mucho haciendo esas cosas que la primera semana les provocarán risa, cuando no irritación. Pero, para eso, deben tener cierta confianza inicial. En este curso trataremos de que comprendan las razones que legitiman culturalmente todas las cosas que tendrán que asumir, no les estamos pidiendo que comulguen con ruedas de molino porque «aún son muy jóvenes para entender los grandes misterios del espíritu». Lo entenderán todo en pocos meses, pero, precisamente por que lo tenemos que lograr en pocos meses, tenemos prisa, no podemos perder tiempo en disputas absurdas. De momento, tiraremos de criterio de autoridad: hagan lo que les pedimos, en breve les diremos por qué lo hacemos.
Sabemos que es duro llevar varios años oyendo por todas partes que dibujan muy bien, elegir un grado en función de esa cualidad y, nada más entrar en él, que les digan no solo que esa supuesta cualidad no vale para nada sino que, además, no es tal cualidad. Pero no se empecinen en hacer lo que (creen que) saben: si el arte va por un camino y ustedes por el contrario, no piensen jamás que los equivocados son todos los demás. No lo duden, cambien de rumbo.
Las imágenes que verán en este curso y que les servirán de referentes no responden a los gustos personales de los profesores, son imágenes que ejemplifican las tendencias del arte y la cultura actual. Están avaladas por varias instancias e instituciones y, en general, tienen un alto valor de cambio. Es posible que en este mundo del arte nos hayamos vuelto todos locos, pero son ustedes las que han decidido entrar en él. Si lo prefieren, están a tiempo de cambiar de idea. Yo, de todos modos, les recomiendo que no lo hagan, pero tampoco se queden en la puerta refunfuñando, métanse de lleno, aunque aún no sepan muy bien dónde están entrando. Créanme, no se arrepentirán.
Como mucho, pueden estar perplejos una semana. El 15 de octubre deberán haberse sacudido todas sus incertidumbres, haber elegido, de entre las imágenes que les proponemos, las que más les interesen (o, en su defecto, las que menos les repugnen), y haberse puesto a copiar sus procedimientos de manera inmisericorde. Sí, han entendido bien, copiar. En adelante y hasta nueva orden, quedan prohibidas dos cosas: dibujar a mano alzada (hasta que aprendan a dibujar, cálquenlo todo) y ser «creativos». Sí, olviden cuanto antes eso de que el artista ha de ser «original». No se preocupen si lo que hacen no se les ha ocurrido a ustedes, a eso le llamamos aprender (más tarde aprenderemos también a ser críticos, para que puedan discernir si es o no conveniente dar continuidad a eso que han heredado). Ya les avisaremos cuándo pueden empezar a salirse del guión. De entrada, lo fundamental es que vayan adaptando su retina al arte interesante.
Y, por supuesto, dejen ya de pensar en términos de gusto. En adelante, queda también terminantemente prohibido utilizar, no ya como argumento o criterio de valor sino incluso como mera expresión, el binomio «me gusta» / «no me gusta» (piensen que a los pederastras les gusta lo que hacen, lo cual no aumenta en absoluto el valor de sus actos). A partir de ahora no nos preguntaremos si algo es bonito o feo, sino si algo es o no interesante y/o pertinente.
Lo repito una vez más, (de momento) no tienen que entender nada, no les tiene por qué gustar nada, sólo tienen que hacer lo que les pedimos: mirar imágenes y apropiarse de sus procedimientos. Como verán, todas las obras que les mostramos tienen algo en común: las puede hacer cualquiera, no requieren destrezas ni conocimientos especiales para realizarlas. Pues eso, como las puede hacer cualquiera, háganlas.
¿Cuántas cada semana? Las que puedan hacer en cinco horas. A cada asignatura del seis créditos deben dedicarle, para superarla, 90 horas de trabajo autónomo, es decir, más de 5 horas a la semana incluyendo las vacaciones. Por nuestra parte, todas las semanas exigiremos que presenten una cantidad de trabajo que demuestre que han invertido esas cinco horas en realizarlo. El número concreto de obras dependerá del tiempo que les lleve realizarlas.
Las profesoras y profesores de la asignatura llevamos tres décadas viendo imágenes, sabemos cuándo un par de rayas en un papel han requerido una gran inversión temporal visitando la biblioteca, navegando por la red, decidiendo qué dos rayas hacer, corrigiéndolas una y otra vez hasta dejarlas en su sitio… Pero también notamos cuándo se han dedicado a lo más sencillo, sin compromiso ni convicción, sin atisbo de duda o de «pelea» con la obra y sus materiales. Cuándo se han limitado a poner lo primero que encontraron sobre un papel, dejándolo allí donde cayó, para salir del paso. No es muy productivo pero, si lo prefieren, pueden actuar de ese modo. Ahora, eso sí, en todo caso, al menos durante cinco horas a la semana. Si invierten dos minutos en hacer una imagen tendrán que hacer 150 a la semana.
Como pronto verán, se puede hacer arte sin saber dibujar o modelar, se puede hacer arte sin un lienzo o un papel, se puede hacer arte incluso sin «hacer arte». Pero no se puede hacer arte sin ver arte. Mi experiencia me dicta que, ahora mismo, tienen ustedes dos problemas graves: 1º, que no han leído nada sobre arte contemporáneo (y, lo que es más grave, que si se pusieran a leer algo sobre arte contemporáneo no lo entenderían porque no están acostumbrados a leer textos profesionales) y 2º, que no han visto nada de arte contemporáneo (por cierto, ni Van Gogh ni Dalí son contemporáneos. Y el manga ni es contemporáneo ni es arte).
Ambas cosas son gravísimas y, créanme, deben tratar de solucionarlas cuanto antes y, en buena medida, por su cuenta. En el programa se recomiendan algunas lecturas. Lean, tienen que acostumbrarse a la literatura artística cuanto antes. Y, créanme de nuevo, les va a costar. El problema de la falta de referentes visuales es igual de grave. Como ya les dije, los artistas no son iluminados que expresan una realidad interior, sino profesionales de la imagen que crean variaciones significativas dentro de las posibilidades históricas que les vienen dadas (desde el exterior). En consecuencia, no pueden hacer arte sin tener la retina saturada de posibilidades artísticas (plausibles y operantes). Es imprescindible pues que, a partir de ahora, todas las noches, antes de acostarse, visiten virtualmente una galería, un centro de arte, una bienal… da igual que no entiendan nada, da igual que no les guste lo que ven, empápense de sus imágenes. El problema es que tan productivo es ver arte bueno como contraproducente ver arte malo, y la red no es muy selectiva. En enlaces he colgado una serie de lugares recomendables. Hasta que no tengan más experiencia, guíense por ellos.

Trabajen por series. Si tiran una foto del interior de una nevera (y luego otra de su perro en el parque y otra de una puesta de sol), tendrán una absurda foto del interior de una nevera (acompañada de una clara demostración de que no tienen ni idea de qué diablos están fotografiando). Si tiran 10 fotos de diez interiores de diez neveras de varios conocidos suyos (de diferentes edades, niveles económicos, niveles culturales…) tendrán un interesante trabajo sobre los hábitos alimenticios de nuestra sociedad (y en todo caso, una secuencia de imágenes que denota una intención).

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Eric Tabuchi

Piensen que, en una hipotética exposición colectiva, van a disponer de, pongamos, 4 metros lineales de pared. Trabajen siempre para llenarlos con un proyecto coherente (traten de pensar su obra como si fuera a formar parte de un montaje posterior e imagínenla de entrada espacial y «escenográficamente»). No hagan imágenes sueltas, reiteren la idea inicial hasta poder realizar con las imágenes resultantes un montaje o una instalación de esas dimensiones aproximadas.

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Brigit Brenner

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Michal Budny

Por otro lado, si van a manchar un papel con aceite ligeramente pigmentado para calcar posteriormente sobre el mismo algún dibujo, ya que se han tomado su tiempo preparando los materiales, realicen en paralelo varias obritas (así, de paso, justifican una preparación un poco más concienzuda de los materiales de trabajo: construyan el negro en lugar de sacarlo del bote, reúnan suficientes fotografías para realizar un collage, etc. No salten demasiado de trabajo en trabajo en cada sesión. El curso está pensado para experimentar con variadas posibilidades, pero nada sale bien a la primera: cuando se pongan a desarrollar una de esas posibilidades, reitérenla lo suficiente como para adquirir cierta soltura.

Aquí encontraran un listado de los errores más frecuentes del curso comentados. Leerlo y entenderlo puede ahorrarles tiempo.

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Ramón Salas Lamamié de Clairac
Facultad de Arte y Humanidades
(sección de Bellas Artes)
Universidad de La Laguna
38200 Santa Cruz de Tenerife, España
…………………………….
Edf. Bellas Artes
Despacho 85
Tlf. +34 922 319 751

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